martes, 6 de marzo de 2007

Nada menos que Mingus

 

[Dije en la primera entrada de este blog que volvería a hablar de Charles Mingus. Y no será esta segunda vez la última. Desde que lo conozco, lo tengo presente un día tras otro. Mingus es como un padre, un ejemplo para mí. ¡Me ha dado tánta vida...! La razón que hoy me mueve a traerlo aquí de nuevo es que, después de más de quince años, he vuelto a ver la irregular película Mo' Better Blues (1990) de Spike Lee, que incluye en su banda sonora el célebre tema de Mingus "Goodbye Pork Pie Hat", y gracias a ello he reparado en algo que no archivé en mi memoria cuando vi la película por primera vez: el nombre del club de los bajos fondos en el que tocan los músicos Bleek Gilliam y Shadow Henderson, interpretados por Denzel Washington y Wesly Snipes, es Beneath the Underdog, que no es otro que el título de la genial autobiografía de Charles Mingus, por aquel entonces desconocida para mí. Sin ser la mejor película de Spike Lee, de Mo' Better Blues prefiero recordar sus muchos momentos brillantes, que los tiene, comenzando por su elegante presentación y terminando por su exquisita banda sonora, compuesta por el contrabajista Bill Lee, padre del cineasta, y el trompetista Terence Blanchard. Pero vamos a lo que vamos... En febrero de 2001, movido por la reciente lectura de Beneath the Underdog, publicado por Mondadori en octubre de 2000 con el título de Menos que un perro*, escribí un artículo titulado Nada menos que Mingus que apareció publicado en el diario La Opinión de Murcia y que reproduzco a continuación]. 

Supe de la existencia de Charles Mingus, contrabajista, compositor y arreglista de jazz nacido el 22 de abril de 1922 en Nogales, Arizona, a principios de los 70, merced a sus vínculos con el free jazz (Eric Dolphy mediante); pero fue a raíz de su muerte, acaecida el 5 de enero de 1979 en Cuernavaca, México, cuando comencé a interesarme concienzudamente por su obra. El programa de TVE Jazz entre amigos** le homenajeó entonces con un magnífico documental que grabó en mi retina y en mis oídos imágenes y sonidos imborrables. A partir de ese día, la música de aquel ser diabólico y angelical al mismo tiempo se instaló en mi vida para acompañarme a donde quiera que voy. Así que cuando a finales del año pasado me enteré de que la editorial  Mondadori iba a publicar una versión en castellano de su famosa autobiografía Beneath the Underdog (traducida para la ocasión como Menos que un perro) no pude menos que lanzar los tambores al vuelo y frotarme las manos a la espera de su aparición en las librerías murcianas. Ahora, después de haberla leído, sigo aún convencido de que el mejor camino para llegar a Mingus es escuchar su música. Pero este libro, escrito en unos momentos cruciales en su vida, nos adentra en todo un bosque atravesado por senderos que, cuando menos, nos permiten atisbar las luces y las sombras de su intrincado corazón. Cabe esperar que no falte quien se escandalice por el excesivo protagonismo que Mingus concedió en estas páginas a sus relaciones amorosas y a sus escarceos con el turbulento mundo de la mafia y el proxenetismo. A mí, sinceramente, me han conmovido. Aquello no fue más que la prolongación del lúgubre decorado por el que Mingus tuvo que moverse desde niño. No olvidemos que creció en Watts, el gueto negro de Los Ángeles, en un ambiente deprimido y marginal pero cargado no tanto de miseria y opresión racial como de peligros, temores, prejuicios y contradicciones. Por sus venas corría sangre inglesa, sueca, china y afroamericana; así que, por decirlo de una manera suave, hasta que aprendió a defenderse le llovieron pescozones por todas partes (comenzando por su truculento padre). El libro, como tal, está muy bien estructurado. En todo momento, Mingus se nos revela como un experimentado escritor. Por sus densas líneas desfilan, con sus grandezas y miserias, los nombres más ilustres del jazz: Art Tatum, Charlie Parker, Miles Davis, Fats Navarro, Lionel Hampton, Max Roach, Billie Holiday y hasta el mismísimo Duke Ellington. Pero junto a toda esa cohorte de figuras legendarias deambulan, a veces con mayor protagonismo, multitud de personajes casi anónimos de un mundo discriminado y radical que nos dan la auténtica medida de la sociedad norteamericana de entonces. Como artista puro que era, Mingus supo diferenciar muy bien entre las falsedades de la fama y las certezas de su condición. Por eso llega a afirmar: “Tendré más cosas que decir musicalmente si vivo con los perros”. Hay, no obstante, quien le acusa de fantasear. No sé. Tal vez lo haga en ocasiones; a la hora de escribir, eso puede ser legítimo y hasta necesario. Pero nadie que mintiese demasiado iría tan directamente al grano como va él. Al fin y al cabo, Mingus no habría podido transmitirnos de otra forma muchas de las verdades que le tocó vivir ni los sombríos derroteros que hubo de trazar y recorrer desde su infancia. Y si lo hace es, más que nada, por quitarse un peso de encima y trasladárnoslo a nosotros; algo así como romper su contrabajo contra nuestras conciencias a sabiendas de que, a menos que seamos unos hipócritas o unos puritanos, no tendremos más remedio que dejarnos sacudir. A cambio, con un lenguaje a veces pletórico de lirismo y desde luego siempre claro y directo, nos premia con un buen puñado de momentos memorables que incumben a su genio, a su ángel, a su dinámico espíritu creador y a su combativo pero generoso corazón: sus primeros encuentros con Lee-Marie –el gran amor de su vida–, sus conversaciones con el trompetista Fats Navarro o la charla que mantiene con su padre, siendo éste ya casi un anciano, en la que ambos parecen reconciliarse y hablan de sus orígenes, su mestizaje y sus diferencias con los blancos. Mingus le dice: “Todo en este mundo está destinado a contener una mezcla maligna”; y también: “A veces pienso que si todos los negros fueran como yo no habría habido esclavos, ¡habrían tenido que matarnos a todos!”. Nos encontramos, pues, frente a un libro crítico y provocativo, pero también sumamente revelador. Leámoslo sin prejuicios. Sólo así aprenderemos más de una lección. Y no quisiera dar fin a este artículo sin dirigir una vez más la atención hacia su música. Como un San Antonio negro que hubiese sucumbido –para vencerlas– a todas sus tentaciones, tal vez sea Mingus el músico de jazz más místico y poético que haya parido madre. Escuchen, sin ir más lejos, su tema "Duke Ellington’s Sound of Love" y comprenderán por qué lo digo. 

De "Duke Ellington's Sound of Love"*** se registraron en 1975, en Atlantic Records, dos versiones: una instrumental de 12'.11'' en Changes One y otra de 4'.14'' en Changes Two, para la que Mingus contó con la colaboración del vocalista Jackie Paris. Os dejo con ésta última. Y, de propina, 106'' de oro: un fragmento del tema "Mediations On Integration" (1964), también llamado en alguna ocasión "Praying With Eric", con el gran Eric Dolphy a la flauta travesera. ¡Disfrutadlos! 

 

 *Beneath the Underdog fue traducido para Mondadori por Francisco Toledo Isaac. 
**Aquí tuve un lapsus. Jazz entre amigos aún no se emitía en TVE por aquellas fechas. Probablemente se trataba de Popgrama, el mítico magazine musical presentado por Diego Antonio Manrique y Carlos Tena. 
***Charles Mingus, contrabajo; George Adams, saxo tenor ; Jack Walratz, trompeta; Don Pullen, piano; Dannie Richmond, batería; Jackie Paris, voz; Marcus Belgrave, trompeta; Sy Johnson, arreglos. 
(Nota: la fotografía de Charles Mingus que abre esta entrada es de David Gahr).

9 comentarios:

Osselin dijo...

He disfrutado y he aprendido. Gracias anigo. Qué envidia me das que tengas tantas puertas abiertas.
A mi me gustaría publicar fuera del blog, pero...es un poco tarde. Y es una selva...¡Hay tantísima gente válida!

JAPF dijo...

A Charles Mingus le conozco a partir de algunos amigos mayores que yo que oían jazz... Un mundo algo sólido y gris para mí, por entonces. Yo prefería los alrededores del rock. Aún recuerdo la primera impresión que me hizo escuchar un disco de Mingus nada más llegar a la casa del Refi, un amigo de un amigo. Me dió la impresión de meterme en una iglesia: poco divertido pero interesante. Luego le he ido conociendo más, hasta que hoy le considero una de mis influencias. A Mingus le relaciono con Bartok en clásica, no sé por qué, ambos me suenan generalmente aburridos pero me aportan una cantidad impresionante de cosas interesantes.

Veo que mejora tu bitácora con contenidos multimedia... Que no te pase factura de problemas, como con todas estas cosas; crucemos los dedos : +

Por cierto Sebas, te envié un tema con el que estoy jugando, pero no sé si te ha llegado porque el archivo era de más de 7 mbs.
Te voy a enviar una versión posterior que he arreglado para ver qué opinas.
Y si no te ha llegado, me lo dices.

Un saludo, y ánimo, me gusta meterme a ver lo que pones en esta sopa de hielo ...


Salud.

José Andrés.

JAPF dijo...

Yo por mi parte no soporto estar demasiado tiempo delante del des-ordenador
Pero lo he tenido que utilizar como herramienta para comunicarme en otros ámbitos
Por mi parte si se quemaran todos los computadores en un hoyo del infierno -junto a sus instigadores- respiraría tranquilo ; pero hay que reconocer que también se pueden hacer cosas buenas con ellos, como tu blog, p ej.

Gracias por tu visión de cómo evoluciona mi impromptu, espero que lo termine como tema algún día o bien me sirva de apunte

Gracias por el enlace de Zappa;

Aquí te dejo un enlace a mi espacio de myspace :

http://www.myspace.com/insectbrain


Nos vemos...

:
José Andrés

JAPF dijo...

Disculpa Sebas, el enlace de myspace no funciona fuera -ya decía yo lo de los com-putadores...-

Para ver la página -de momento- , si quieres, has de pegar ésto en la barra de direcciones de tu navegador :

http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendID=163492373


Lo siento por el engorro de signos ; a ver si lo arreglo un día de estos ...

_

Osselin dijo...

Holal amigo:
Creo qeu como músico y percusionista te puede gustar la música que he puesto en mi blog en esta entrada:
http://fotopoemas-osseliln.blogspot.com/2007/03/bailando-en-su-primitiva-esencia-la.html
Saludos.

JAPF dijo...

lo siento, se corta el enlace aquí cuando lo pego, como es tan largo...

Lo pongo dividido en varias líneas, luego se unen todas en una línea contínua y se pega en la barra del navegador; así parece que sale de momento

-he escrito a myspace a ver si me lo arreglan...-

MySpace Insect Brain:

http://profile.myspace.com
/index.cfm?fuseaction=user
.viewprofile&friendID=163492373

_

Sebastián Mondéjar dijo...

José Andrés: por fin he podido acceder a tu Insect Brain. Estoy aún un poco pez en estas lides y me cuesta moverme por ellas. ¿Qué es exactamente: un blog, una web, un sello discográfico?

La verdad es que me ha parecido un sitio muy atractivo. He escuchado tus temas (aunque no he logrado oírlos de un tirón, sino entrecortadamente) y he visitado a los magistrales King Crimson.

Oriéntame sobre otras posibilidades; por ejemplo, si puedo ver fotos tuyas. ¿O sólo es un rincón para tu música? ¿Tengo que abrirme una cuenta para poder acceder a otras opciones?

En cualquier caso, enhorabuena; te lo estás currando.

Tus composiciones suelen ser impromptus, ¿no? Contienen muchas referencias y reminiscencias abstracto-psicodélicas. "Lac1234" y "Fourth" podrían unirse. Me gustan la intro y la intención de "A false truck is ru..." y las bases y la parte central-final, más melódica, de "A song for Robert W...".

Aunque, no sé, se me ocurre que tal vez podrías también investigar con estructuras más definidas y diferenciadas.

Unknown dijo...

amigos gracias por este magnifico blogspot que tal un saludo a los autor autores me encuentro en este momento escuchando el album de charles mingus Tijuana Moods a de verdad que es muy chevere e interesante me gustaria saber si saben donde pueda conseguir el libro beneath the underdog en español se los agradeceria mucho

Jonathan dijo...

...tal vez sea Mingus el músico de jazz más místico y poético que haya parido madre.

Tal vez sea...¿o será John Coltrane o Sun Ra?
O no existe ese músico, todos fueron y, son aún, igualmente místicos y poeticos.
Gracias por la amena lectura y el video.

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