miércoles, 23 de enero de 2008

JAÇ # 17

A pesar del impactante, arriesgado, subversivo y antijazzístico título de su editorial (Entre pets y rots, es decir, “Entre pedos y eructos”), el último número de la revista Jaç no tiene desperdicio. Y aunque el protagonismo de la portada recae sobre el saxofonista vasco afincado en Barcelona Gorka Benitez (quien, con motivo de la aparición de su último trabajo, Al otro lado –Fresh Sound New Talent, 2007– es sabiamente interrogado por Pere Pons en una densa entrevista titulada Gorka Benitez, bajo la piel del lobo), el protagonista indiscutible de este número es, sin duda, el incomparable y magistral pianista Tete Montoliu, “desaparecido” hace ya diez cortos años y a quien Jaç no solamente rinde en sus páginas centrales un sentido homenaje repleto de testimonios de músicos, cantantes, escritores y promotores, sino que, además, con la revista y el CD de rigor, Jazz de Catalunya (cuya selección de temas fue en esta ocasión encargada excepcionalmente por el ICIC –Institut Català de les Indústries Culturals– a uno de los principales divulgadores del jazz en nuestro país, el sempiterno Juan Claudio Cifuentes), se nos obsequia con un espléndido documental en DVD titulado Tete Montoliu, una mirada, dirigido por Pere Pons, en el que participan músicos de la talla de Joan Manuel Serrat, Horacio Fumero, el propio Gorka Benitez, Pascal Comelade, Pep Pascual, David Xirgu o Javier Colina y en el que se incluye un extraordinario documento histórico: el concierto de piano solo, con obras de Thelonius Monk, que Tete realizó el día 15 de julio de 1995 en el XIX Festival de Jazz de Vitoria. (Si pincháis aquí podréis ver un resumen de este documental presentado por su director, que es asimismo el Director de Redacción de Jaç).

Sinceramente, no conozco ninguna otra revista de jazz que dé tanto por tan poco.

Y no quiero dejar de destacar la excepcional entrevista realizada por Ferran Esteve al genial pianista e infatigable improvisador Paul Bley, de la que no puedo evitar transcribir su interesantísimo final para poneros los dientes largos. Pero, antes, permitidme reproducir el sorprendente e intrépido editorial del que os hablaba al principio.

Salud y... ¡buen provecho!

* * * * *

ENTRE PEDOS Y ERUCTOS
(Editorial del número 17 de la revista Jaç).

Señor/a Jazz,

DIAGNÓSTICO: Afectado por el síndrome del cuento de nunca acabar. SÍNTOMAS: Acumulación de agravios, letanía de quejas, sucesión de desatenciones, alud de insensibilidad. NATURALEZA: Patología crónica. DESCRIPCIÓN, DETALLES Y DESARROLLO: Cada vez que los informativos culturales están más interesados en los pedos de Britney Spears o en los eructos de Melendi que en el Premio Ciutat de Barcelona otorgado a un libro que habla sobre nuestra historia del jazz o en los miles de copias que ha conseguido vender un disco del ramo como el que ha unido a Javier Colina, Marc Miralta y Perico Sambeat; cuando estamos más atentos a la salida de tono de un monarca decrépito ante un lenguaraz tropical y poco nos importa que, a nivel estatal, sólo haya tres conservatorios que hayan incorporado el jazz en su plan de estudios o que programar música en directo en cualquier local abierto al público –sin molestar a los vecinos y en espacios que cumplan con la normativa– esté considerado como un acto delictivo; cuando las cámaras de la televisión pública se instalan en un país tropical a la espera de que un futbolista jubilado consuma su gloria y consideran un dispendio injustificable movilizar a su corresponsal en París para cubrir el único homenaje que se celebra en una capital europea alrededor de la figura de Tete Montoliu

Y hablando de Tete, precisamente: cuando el único acto oficial realizado por un político, el año en que se cumplen diez años de la muerte del reconocido pianista, lo ha protagonizado el melifluo Mariano Rajoy al obsequiar a la follonera de Estado norteamericana, Condoleeza Rice, con varios discos del músico catalán; cuando la obscenidad multimillonaria que maneja Can Barça no considera pertinente contribuir económicamente a un acto que se celebra en su hogar, en homenaje a un socio de honor del club y figura universal de la cultura catalana –seguimos hablando de Tete– y en el que otro notable pianista, Ignasi Terraza, dignifica las notas funcionales del himno futbolero adornándolas con la síncopa del jazz al tiempo que invoca la sonrisa del maestro.

Y así podríamos seguir y seguir y seguir, como el famoso conejito de las pilas alcalinas o como aquel presidente que sufría de incontinencia múltiple hasta que se encontró con un figurante de sangre azul que, en honor al gallego que le devolvió la vida activa y parasitaria, le soltó un:
“¡Por qué no te callas!”

Venga, feliz año y mejor jazz, que lo hay y en abundancia. Basta con prestar atención.

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¿UN PIANO ES UN PIANO?
(Final de la entrevista realizada por Ferran Esteve a Paul Bley para el número 17 de la revista Jaç).

JAÇ / Otro rasgo distintivo de su discurso musical –y no me refiero únicamente a cuando toca el piano, sino también a cuando habla de música– es el recurso de las metáforas o frases que transmiten una cierta sensación de hostilidad, de violencia. ¿Las utiliza para provocar una reacción en el público o forman parte de ese espíritu inquieto que le empuja a moverse de un extremo a otro?
P.B / Me gusta pensar como si de escribir en una pizarra se tratara. No nos podemos pasar la vida escribiendo en ella, porque el espacio se acaba tarde o temprano, y, por tanto, tenemos que borrar cosas para poder realizar una declaración nueva. Aunque no lo parezca, borrar también forma parte del proceso creativo; y la violencia de algunos momentos de mi música también. De hecho, no existiría la dulzura de ciertos momentos sin el arrebato de otros.
JAÇ / Quizá derive de este espíritu provocador el que usted sea uno de los pocos pianistas contemporáneos que no se considera influido por la música clásica.
P.B / Es que la música clásica y el jazz son mundos antagónicos; la estética, la concepción, el fin… Un buen ejemplo de ello: en un concierto de música clásica oímos a alguien ejecutar una composición que resuelve un problema planteado siglos atrás. ¿Qué sentido tiene esto? El jazz resuelve al momento problemas importantes para la gente que toca y para los espectadores. Por ese motivo prefiero hablar, al menos en lo que a mi música se refiere, de composición y no de improvisación, porque cuando subes a un escenario sin partitura no estás improvisando, porque no partes de la nada; estás componiendo. Además, a diferencia de la música clásica, que es una reliquia de museo, nuestro cometido es crear una obra específica para un determinado momento, espacio y público. De nosotros, el público espera que creemos y no que recreemos.
JAÇ / ¿Qué papel considera entonces que desempeña el azar en la improvisación o la creación?
P.B / Sólo desempeña un papel determinado a posteriori. El músico trabaja en el momento y es sensible a cualquier pequeño cambio que pueda haber. Dicho de otro modo, ¿qué diferencia un disco de otro? Pues principalmente lo que ha sucedido entre la primera grabación y la segunda.


* * * * *

Una cosa más: a propósito de Tete Montoliu, la consumada fotógrafa de jazz Esther Cidoncha ha rescatado de su inconmesurable archivo personal dos soberbias fotografías realizadas en 1991 con motivo de la grabación del disco Punto de Partida, de Perico Sambeat Quintet, en las que aparecen Tete Montoliu, Perico Sambeat, Wallace Roney y Javier Colina. Podéis verlas pinchando aquí.

1 comentario:

Esther dijo...

Cada día leo un ratito de tu nueva entrada fabulosa. Y es que eres muy creativo pensando entradas. Y tan bien son largas.

Veo que nombras, entre otros músicos, a Ignasi Terraza y creo recordar que tengo varias fotos buenas suyas. Me has inspirado y las voy a buscar para poner alguna en mi blog. Así que ya me has dado trabajo.

Gracias poooooooor tooooooodoooooooo.

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