martes, 13 de diciembre de 2011

JAZZ SOLIDARIO



Bueno..., el cartel lo dice todo.

En el concierto participan ilustres miembros de la Asociación Zarangojazz como el clarinetista Andrés Santos y el baterista Curro García, que tocarán junto a los hermanos Jesús y Esther Fernández (Jesús Fictoria y Esther Eu). Un encuentro excepcional en el que la jam está asegurada y una ocasión única para pasarlo bien haciendo mucho bien.

Ah, y a lo largo de ese mismo día, Jorge Pardo y Max Sunyer impartirán una master class en el Conservatorio de Orihuela.

Gracias, Blanca y Ana, por vuestro compromiso y vuestro impagable esfuerzo.

martes, 25 de octubre de 2011

Cotijazz en la Calle



[Hace un par de días envié el siguiente artículo al diario La Opinión de Murcia, con la doble intención de ensalzar el Cotijazz y abogar una vez más por nuestro malogrado festival Jazz en la Calle. Aún no me han dado acuse de recibo, así que ignoro si les habrá llegado y más aún si será o no publicado "antes del jueves", tal y como me permití pedirles. Confiemos en que sí. Lo cuelgo aquí en tanto se despejan esas dudas.]

* * *

A vueltas con el jazzDel 27 al 30 de octubre se celebra en Las Torres de Cotillas
la segunda edición del festival Cotijazz

Decíamos ayer que el jazz dejó hace mucho tiempo de ser (si es que alguna vez lo fue) un género minoritario, y mucho menos elitista, en la misma o mayor medida en que la música clásica tampoco lo es; que el jazz es una fuente de fuentes y una música culta en donde la tradición popular siempre ha estado presente; que, desde sus orígenes hace poco más de un siglo, ha venido propagándose por el mundo a un ritmo y una velocidad vertiginosos; y también que el jazz ha dado a la Historia de la Música a muchos de sus más ilustres intérpretes y compositores. Decíamos asimismo que el jazz convoca a un público heterogéneo, fervoroso y cortés. Y aducíamos estas y otras muchas evidencias a fin de señalar como un error de gran calibre la silenciosa supresión del XXXI Festival Internacional de Murcia, a raíz de la cual los atribulados músicos y aficionados murcianos no podemos evitar poner cara de circunstancia y sentir vergüenza ajena al comprobar cómo otros municipios, cuyos festivales nacieron a reflujo del nuestro, continúan apostando fuerte por el jazz y adaptándose a estos tiempos de crisis con responsabilidad y clarividencia, para mayor gloria de sus ayuntamientos, de sus gestores culturales y, en general, de la imagen de nuestra oferta cultural como región.

Una prueba más del arraigo y el alcance del jazz en nuestra comunidad fue el nacimiento, durante la primavera de 2010, del Festival Internacional de Jazz de Las Torres de Cotillas, oportunamente denominado Cotijazz, que este año celebra su segunda edición y que encierra en su concepto y organización muchas semejanzas con el festival que en sus inicios aquí en Murcia denominábamos Jazz en la Calle. El Cotijazz II, que va a desarrollarse del 27 al 30 de este mes, ha sido organizado una vez más por los torreños Curro García y Cristóbal Vicente a través de la Asociación Musical CLAJ, aunque ambos son también miembros de la junta directiva de la Asociación Zarangojazz y ésta aparece en los créditos del Cotijazz como colaboradora. Desconozco la cantidad exacta que el Ayuntamiento de Las Torres de Cotillas ha aportado para llevar a cabo el festival, pero me consta que ha sido realmente minúscula, y así lo ha reconocido el propio alcalde del municipio en su presentación a los medios. Pero lo importante es que la corporación ha apoyado la iniciativa desde un principio y ha cedido los escenarios y espacios públicos necesarios para llevarla a cabo. Por su parte, los organizadores han conseguido pergeñar un programa sumamente digno gracias a la colaboración cuasi altruista de la totalidad de los músicos y grupos participantes (lo que vuelve a decir mucho en favor de los músicos de jazz, que han antepuesto su solidaridad y su compromiso a sus, por otra parte, legítimos intereses profesionales). Por todo ello, gracias, enhorabuena, mucho éxito y ojalá que el año próximo veamos a este casi recién nacido Cotijazz crecido, fortalecido y yendo a más.

Pero digo yo: ¿no podríamos intentar un esfuerzo similar en Murcia para que nuestro longevo festival de jazz no desaparezca?

lunes, 12 de septiembre de 2011

Goio Villanueva: Jazz Portraits 2007-2010




Hola de nuevo. Después de un largo y ancho descanso estival, en el que no me ha faltado o no he echado en falta nada, entre buenos amigos y amigas, a ras de suelo y de playa, de concierto en concierto y toco porque me tira, de cerveza en cerveza y del cine al chiringuito, sardinitas, boquerones, pulpo, sepia, chipirones, paseos en bicicleta y baños altamente terapéuticos en la mejor cala del mundo, héme aquí de nuevo, digo, renovado, satisfecho y, pese a la crisis, bla, bla, bla, activo y con ganas de seguir haciendo cosas útiles (al menos para mí).

Y para comenzar quiero hablaros de uno de los momentos más álgidos, en todos los sentidos, del pasado mes de agosto: la visita que un grupo de amigos hicimos a Las Cuevas del Rodeo, el castizo barrio alto de Rojales, Alicante (muy cerquita de Guardamar, en plena vega baja del Segura), para ver la exposición (la tercera en pocos meses) de fotografías de jazz en blanco y negro de nuestro admirado amigo y compañero Goio Villanueva, titulada Jazz Portraits 2007-2010.

Dicha barriada se alza al sureste del pueblo de Rojales coronada por viejas cuevas habitadas (de ahí su nombre), algunas de las cuales han sido reconvertidas en garitos de jazz (con actuaciones en directo), talleres de artesanía o salas de exposiciones, como la denominada Sala Mengolero, en la que ha estado colgada durante algo más de un mes una amplísima (alrededor de 70 retratos), espléndida y selecta muestra del minucioso quehacer del fotógrafo de jazz Goio Villanueva.

La exposición contó con el patrocinio de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Rojales, la Comunidad Valenciana y la Asociación Artístico Artesanal Cuevas de Rojales. El lugar, os lo aseguro, es digno de ver. Y merece mucha más difusión y potenciación de las que actualmente recibe. Me alegro de que Goio haya expuesto en una sala tan idónea para la nitidez y la quietud de sus fotografías y de la que a buen seguro los propios protagonistas de las mismas estarían orgullosos; una exposición que, de haber sucedido en New York, Madrid, París o Barcelona, podrían haber disfrutado unos cuantos miles más de espectadores, pero que no por ello deja de ser para mí ni más excelente ni más valiosa.

Enhorabuena, pues, a Goio, y gracias por darnos una vez más la oportunidad de ver ampliados y magníficamente impresos en papel tantos de sus mejores retratos de jazz en blanco y negro (y alto, y claro, y profundo).

En fin, cualquier imagen suya vale más que mis palabras, de modo que pasad y ved por vosotros mismos. He seleccionado las fotos de mi reportaje en las que solo se ven los retratos de Goio y los distintos espacios de la sala vacía, sin ninguno de los amigos que acudimos a la cita paseándonos por allí, salvo una en la que se coló Miguel Ángel Monda y la última con mi sombra que saluda o dice adiós.

Salud y mucho jazz en vuestras cuevas.













































POSTDATA: acabo de añadir la foto del caballete que daba la bienvenida a la entrada de la exposición y he pensado que lo más coherente es colgarla abriendo el post, en sustitución de la que ahora aparece encabezando todas las demás. Y, a petición de Andrés Garrido, cuelgo también el pequeño portrait que le hice a Goio sobre el mantel durante la cena en Rojales. Acabé recortándolo, claro, y dedicándoselo..., y desde entonces lo lleva siempre consigo en su cartera. [25/IX/11].

miércoles, 13 de julio de 2011

Recogida de firmas en Jazz San Javier por la continuidad del Festival de Jazz de Murcia. Wynton Marsalis se sumó a nuestra causa.



Sí, amigos: el pasado viernes, 8 de julio, con el permiso expreso de la dirección del Festival Jazz San Javier, la asociación Zarangojazz instaló a las puertas del Auditorio Parque Almansa una humilde mesa de recogida de firmas para reivindicar la continuidad del otrora Festival Internacional de Jazz en la Calle.







Fruto de ese pequeño esfuerzo: doscientas y pico nuevas firmas y la adhesión del mismísimo Wynton Marsalis, que esa noche tocaba en Jazz San Javier junto a la Jazz Lincoln Center Orchestra. Hay que ser buena gente para, tras un descomunal concierto de más de dos horas y media (con todos sus preliminares y todos sus epílogos), solidarizarse con un pequeño grupo de aficionados al jazz y concederles su tiempo, su atención y su apoyo expreso. Ahí lo tenéis, firmando con su zurda nuestra reclamación.



Ni que decir tiene que este corto pero ancho encuentro fue posible gracias a la audacia de Cristobal Vicente, nuestro tesorero, coordinador y productor de medios en Zarangojazz. Tras hazañas como esta, lo veo ya ocupando también la presidencia, la vicepresidencia y la secretaría de la asociación.



Aunque, ¡ojo! (y nunca mejor dicho), esta noticia se habría transformado en humo y hoy no existiría de no haber sido por la presencia, la profesionalidad, la complicidad y la generosidad de un fotógrafo de jazz que siempre está donde tiene que estar: nuestro siempre atento vigía, amigo y compañero Goio Villanueva.


Esta foto se la hice yo a traición.

¡Enhorabuena, Mil Gracias, Salud Y Jazz Para Todos!



Fotos © 2011 Goio Villanueva


PD: Os dejo también con estas dos fotos de grupo hechas con la cámara de Miguel Ángel Monda, en las que podeis ver a buena parte de los socios de Zarangojazz (todos ellos también excelentes músicos de jazz de nuestra región) que se acercaron a la mesa de recogida de firmas.



Andrés Santos, Miguel Ángel Monda, Javier Bermejo, Curro García, Pedro Baños, Víctor Díaz, Marcial Picó y Lucas Albaladejo.


Los mismos más yo.

¡Ah!, y una enlace a la excelente y completa crónica de mi compadre Andrés Garrido sobre el concierto de Marsalis & Company y el precedente de Carla Cook & Albert Bover Trío, en la que destaca expresamente el encuentro en los camerinos junto a otra anécdota entrañable de la que también fue testigo privilegiado.

Sigo añadiendo cosas... No os perdais de vista la misiva que nuestro jazz messanger le hizo llegar a Marsalis...



Por último, la firma de Wynton Marsalis que acabo de conseguir gracias al propio Cristobal, que la ha colgado en su perfil de Facebook con estas palabras:

He aquí la firma de Wynton Marsalis apoyando nuestra campaña por la continuación del Festival de Jazz de Murcia. A los que habéis pedido permiso para copiar las fotos, por mi, difundidlas todo lo que queráis. Por favor, recordad que las fotos son obra del ubicuo GOIO VILLANUEVA. Le expliqué a Wynton Marsalis brevemente cómo el Festival había sido suprimido y que éramos una región modesta en cuanto al jazz pero que éramos una organización muy vehemente. W.M. dijo que qué pena y que continuáramos la lucha. Le dije que lo haríamos. Le regalé una camiseta en nombre de ZARANGOJAZZ, la aceptó y se despidió diciendo textualmente, "Lo que haga falta, dime qué necesitáis que haga, y lo haré", entonces le pedí una foto suya firmando y se mostró encantado. Fue en todo momento correctísimo, afable y muy educado. El próximo titular debería ser:

"WYNTON MARSALIS APOYA LA CONTINUIDAD DEL FESTIVAL DE JAZZ DE MURCIA"


Cris Vicente.


jueves, 7 de julio de 2011

XIV Festival Internacional Jazz San Javier: Sergio Monroy / Lee Ritenour Band



SERGIO MONROY / LEE RITENOUR BAND
XIV Festival Internacional Jazz San Javier
1 de julio de 2011
Auditorio Parque Almansa (San Javier, Murcia)



SERGIO MONROY SEXTETO

Sergio Monroy: piano.
Oscar Lago: guitarra.
Alejandro Benítez: bajo.
Juan Sainz: batería.
Israel Katumba: percusión.
Reyes Martín Figuereo: voz.



LEE RITENOUR BAND

Lee Ritenour: guitarras.
Dave Grusin: piano y teclados.
Melvin Davis: bajo.
Sonny Emory: batería.

Tras la inesperada (y silenciada) suspensión, a principios de mayo, del XXXI Festival Internacional de Jazz de Murcia, los aficionados al jazz de la región aguardábamos con redoblada impaciencia la llegada del XIV Festival Internacional Jazz San Javier. Las leyes de Murphy me impidieron asistir el 25 de junio a la sesión inaugural de esta importante cita jazzística veraniega. Me habría gustado oír en vivo (hace dos años también estuvo y tampoco pude presenciarlo) al trío del joven guitarrista mallorquín Biel Ballester, que este año venía acompañado nada menos que por el violinista Costel Nitescu.

El Festival Jazz San Javier se ha caracterizado desde sus inicios por su calidad, prodigalidad y eclecticismo, y aunque nunca han faltado voces pretendidamente puristas que cuestionen a algún que otro músico o grupo incluido en su programación, lo cierto es que las solas cifras cantan y, año tras año, hemos podido disfrutar del mejor jazz del momento interpretado tanto por jóvenes valores como por figuras nacionales e internacionales de primerísima fila.

Prueba de ello fue la segunda doble sesión del pasado viernes, 1 de julio, a cargo del pianista y compositor gaditano Sergio Monroy y del legendario guitarrista californiano Lee Ritenour. Dos actuaciones en las que hubo algo más que jazz pero en las que, sin ningún género de dudas, hubo también jazz a raudales.



Sergio Monroy, que cuenta en su haber con dos álbumes como líder, llegó a congregar sobre el escenario hasta a cinco músicos a su servicio, pero comenzó el concierto en solitario y rodeado del silencio más absoluto con un tema de su cosecha profundamente intimista y oportunamente titulado "Cavando en mis adentros", perteneciente a su primer disco, Monroy, por el que fue finalista en los Premios Nacionales de la Critica Flamenca en 2004 . Acto seguido, ya con el grueso de los músicos a su vera, interpretó el tema que abre su segundo disco, Chicuco, titulado "Ni pa ti ni pa mí", una pieza cantada y palmeada que bebe de las fuentes tradicionales del flamenco pero con intervalos pianísticos de gran riqueza armónica. A continuación, presentó a su grupo y agradeció a la dirección del festival su inclusión en esta edición: "Un sueño hecho realidad", dijo con mucha gracia y franqueza, "porque, aunque no sea el caso, yo incluso habría pagado por tocar aquí".

A lo largo de todo el concierto, Sergio Monroy dio sobradas muestras de ser un pianista virtuoso y un creador inspirado, con una personalidad propia, por mucho que mediáticamente se le compare con su célebre paisano, el gran Chano Domínguez, pionero del flamenco-jazz en nuestro país. Su técnica es limpia y depurada, y sus amplios conocimientos flamencos y jazzísticos le permiten fusionar ambos géneros con una fluidez y una naturalidad verdaderamente sobresalientes.

En un concierto perfectamente medido y equilibrado, Monroy interpretó hasta siete más de las piezas que configuran sus dos álbumes ("Mozamo", "El aire de la plaza", "Celos de mi soledad", "Cuando diga jazz", "De garabato", "A-4" y "Puro el aire"). Personalmente me habría gustado escuchar también uno de los temas más jazzísticos de su segundo álbum, "Parte de mí", pero tal vez la formación con la que acudió a Jazz San Javier no era la más idónea para ello. En cualquier caso, es indiscutible que Sergio Monroy y sus músicos estuvieron en todo momento a la altura de las circunstancias, supieron transmitir su duende y sus emociones y dejaron muy buen sabor de boca en el heterogéneo público sanjavierense.



La segunda sesión de la noche, protagonizada por el inconmesurable y fecundo guitarrista Lee Ritenour, fue sencillamente magistral. Un disfrute de principio a fin. Qué control, qué maneras, qué derroche de buen gusto y sensualidad... Pura energía pilotada como una nave espacial. ¡Y menuda tripulación! Ritenour, que ya había pisado el escenario de Jazz San Javier en su octava edición, vino acompañado por tres músicos de otra galaxia para regalarnos un concierto de los que hacen historia.

Ya desde los primeros compases de "Etude", un tema de su álbum Color Rit (1989), Lee Ritenour, dio sobradas muestras de por qué le apodan 'Captain Fingers'. Y es que Ritenour, un músico con cuarenta álbumes como líder y más de 3.000 sesiones de grabación a sus espaldas, hizo un breve pero concienzudo repaso a su carrera, rindiéndoles, de paso, sendos homenajes a músicos como Wes Montgomery (con "Wes Bound", de su álbum From Wes Bound, editado en 1993); Oliver Nelson (majestuosa la versión de "Stolen Moments", con impagable e implacable introducción de Melvin Davis al bajo y a la voz); y, sobre todo, a Antonio Carlos Jobim, de quien en primer lugar interpretaron, para asombro del personal, "Stone Flower" (incluido en 1972 por Carlos Santana en el que para mí es el mejor álbum de su carrera, Caravanserai) y "Children's Games", tema estandarte que en 1987 integrara el propio Ritenour en su fabuloso álbum Portrait. Tampoco faltaron algunas de sus más recientes composiciones, como "Lay it Down", perteneciente a su último trabajo 6 String Theory (2010), grabado al alimón con John Scofield.



Pero eso no fue todo. El pianista Dave Grusin, otra leyenda viva del jazz-fusion, con quien Ritenour ha compartido álbumes imperecederos (Harlequin, Amparo, Two Worlds...) gozó también de un amplio espacio propio y a mitad de la actuación, sin duda influenciado por el gran concierto previo del pianista Sergio Monroy, se quedó solo sobre el escenario para rendirle un emotivo y delicado homenaje a la música clásica española de raíces flamencas, interpretando con gran virtuosismo una compleja y sentida suite del pianista y compositor catalán Enrique Granados. Y poco después el grupo ejecutó también una de sus composiciones más reconocidas, la cadenciosa "Mountain Dance", que dio título a uno de sus álbumes como líder en 1980.

Podríamos seguir hablando durante días sobre estos grandes titanes de la música, pero de momento lo vamos a dejar aquí. Tan solo destacar la gran labor de Melvin Davis y Sonny Emory con las bases y, cómo no, agradecer un año más la excelencia del sonido, de la organización y del público que fielmente acude y se deleita, verano tras verano, con este prestigioso e imprescindible festival.

Fotos © 2011 Goio Villanueva]

miércoles, 1 de junio de 2011

J. A. M. TRÍO & DICK OATTS EN JAZZAZZA



Sí, amigos, el próximo sábado, una vez más, los aficionados al jazz tenemos una cita ineludible en Jazzazza, en donde desembarcará un grande de la escena norteamericana: el saxofonista americano Dick Oatts.



Según reza su dilatada biografía, Dick Oatts nació y se crió en el estado de Iowa, en el seno de una familia de músicos. Fue introducido en el saxofón por su padre, Jack Oatts, un respetado saxofonista y educador de jazz. Después de la secundaria, Dick asistió a la Universidad de Drake, y en 1972 comenzó su carrera profesional en Minneapolis-St. Paul, hasta que en 1977 decidió mudarse a Nueva York para, un año después, convertirse en miembro de la Thad Jones/Mel Lewis Orchestra. Desde principios de los 80 hasta bien entrados los 90 lideró el cuarteto de jazz contemporáneo Flim & The BB's.





Ha sido profesor en la Manhattan School of Music desde 1989 y, desde 2006, también en la Universidad de Temple, Filadelfia. Su labor docente en universidades, festivales, talleres y seminarios de todo el mundo es incesante.



Desde entonces ha grabado y actuado, agarraos bien a la silla, con Red Rodney, Eddie Gomez, Juric Vic, Bob Brookmeyer, Salvador Dom, Jerry Bergonzi, Fred Hersch, Berkman Dave, Moller Soren, Terell Stafford, Jon Faddis, Lalo Schiffrin, Ray Mantilla, Lester Bowie, Joe Lovano, Sam Jones, Tom Harrell, Paquito D'Rivera, Jim McNeely, Tito Puente, Kenny Wheeler y Gunther Schuller... Además, su experiencia como músico de banda le ha permitido actuar con big bands de la talla de la Vanguard Jazz Orchestra, el Carnegie Hall Jazz Band, la Stockholm Jazz Orchestra, la Danish Radio Big Band, la Norboton Jazz Orchestra, la Orquesta Metropole y la UMO Big Band de Helsinki, entre otras. Aquí podemos escucharlo junto al pianista Garry Dial con la Garry Dial/Dick Oatts Ensemble.



Y en este otro tema, como solista junto a la Vanguard Jazz Orchestra.



Ha acompañado a cantantes como Joe Williams, Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Freelon Neene, Mel Torme, y Milton Nascimento, y ha colaborado incluso con artistas pop como Luther Vandross o James Taylor.

¿Y qué más puedo decir? Ah, sí, que tiene publicados seis álbumes como líder: All Of Three (1997), Standard Issue Vol.1 (1998), Standard Issue Vol.2 (2000), Simone's Dance (2000), South Paw (2001) y Gratitude (2008). Esta bonita composición suya, "Innocent Voice", pertenece a Simone's Dance.



Oatts llega a Jazzazza arropado por un trío de jazz español ya muy consolidado y con el que ha colaborado en múltiples ocasiones: J. A. M. Trío, liderado por el pianista canario José Alberto Medina.





Así que, como veis, el concierto promete. Allí estaremos, una vez más.

¡Salud y Jazz!

miércoles, 18 de mayo de 2011

XXXI FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ: Y el silencio fue tenor



A principios de mayo tendría que haberse celebrado (como, a pesar de sus vaivenes, ha venido sucediendo en las últimas ediciones), el XXXI Festival Internacional de Jazz de Murcia, originariamente denominado “Jazz en la Calle”. Lamentablemente, no ha ocurrido así. Pero aún más lamentable es que nadie haya dicho ni mu. Nadie, al menos, de entre quienes tendrían que haber dado una mínima explicación. A mí, personalmente, no ya como músico, sino como ciudadano apasionado por el jazz desde mi juventud, me sobran palabras para expresar lo que han suscitado en mí la decisión de suprimir el festival (¿por cuánto tiempo?) y el sigilo institucional con el que se ha procedido: perplejidad, preocupación, tristeza, rabia y una enojosa mezcla de vergüenza y frustración. Teníamos que dar la nota y la hemos dado: treinta años de tradición (sí, tradición) tirados por la borda.

De entrada, me pregunto: ¿desde cuándo ha estado esa idea en el centro de la diana? ¿Quién lanzó el primer dardo? ¿Se quiere cerrar definitivamente página en la historia de nuestro festival de jazz, uno de los más longevos de España, y dejar que se abran paso festivales de más reciente implantación? ¿Y por qué unos festivales tendrían que desalojar a otros? A todo esto, ¿ha habido consenso municipal? ¿Todos nuestros representantes políticos han sido informados y se han puesto de acuerdo? ¿Y por qué no se ha advertido a la ciudadanía, y más concretamente a quienes amamos el jazz, a través de los medios? ¿O los aficionados al jazz no somos ciudadanía? Por supuesto, no podemos comparar a los tres mil o cuatro mil fieles aficionados al jazz murcianos (cuando no muchos miles más) con los tropecientos mil que se disfrazan de huertanos el día del Bando de la Huerta. Pero la democracia se creó, entre otras cosas, para proteger y respetar los derechos de todos, mayorías y minorías. Y es innegable que la afición al jazz ha venido creciendo año tras año.

Pero qué voy a decir yo del jazz. Hasta los huertanos lo saben. Porque ser huertano y ser amante del jazz no son modos de ser incompatibles. El jazz es una música universal. El jazz es cultura con mayúsculas (¿qué opinan nuestros gestores culturales al respecto?). En el jazz se funden las músicas y las culturas como en ningún otro género musical. Por eso está presente en todos los rincones de la Tierra. En poco más de un siglo de existencia ha ido propagándose progresivamente por el mundo como una bendición para sus gentes. Centenares o miles de festivales de jazz dan fe de ello. Sólo en nuestra región podemos contabilizar el de Murcia, que fue pionero, al que siguió el de Cartagena y, más tarde, el de Lorca, hasta desembocar en el de San Javier… Y ahí están los resultados. Hay que estar muy ciego para no ver el fruto de tantos años, la respuesta del público, la calidad de las programaciones, el nivel de nuestros músicos y aficionados y la cantera que se ha ido forjando, plagada de jóvenes que saben que para hacer jazz hay que ser un músico de verdad y no basta con saber tres posturas ni pegar cuatro gritos.

Porque el jazz es música de músicas, es fuente de fuentes y bebe de todas ellas. El jazz se aprehende con los sentidos del alma en mayor medida que con los del cuerpo. El jazz congrega a un público culto, limpio, pacífico, responsable y sumamente heterogéneo. Gracias al jazz se han escrito novelas y poemas, pintado cuadros, rodado películas y compuesto bandas sonoras inmortales. El jazz ha dado al mundo a muchos de los mejores músicos de la humanidad, algunos de los cuales, no quepa la menor duda, han pasado milagrosamente por nuestro festival. A nivel personal creo, siento, veo y constato que en pocos años nos hemos venido instalando vertiginosamente en una cultura virtual, como de videojuego, una cultura de usar y tirar. Y de tirar, sobre todo, el dinero; un dinero que se le hurta a la cultura real, a la educación y al conocimiento esenciales, de uso y utilidad imperecederos. Cabría decir que existe una razón rudimentaria: es ésa la cultura que se nos está imponiendo; o, dicho de otro modo: se nos está privando de la capacidad de elegir…

Pero centrémonos en el asunto que nos ocupa. ¿No había otras soluciones, ni nadie contempló otras fórmulas? ¿O lo que no ha habido ha sido voluntad para encontrarlas? ¿Ha sido exclusivamente por dinero, es sólo cuestión de presupuestos? ¿La consabida crisis? ¿Y el jazz tiene que pagar las consecuencias? ¿No hay dinero, nos hemos quedado sin programador, se han echado atrás los patrocinadores? Pues en vez de actuar tan injusta y arbitrariamente cortándoles el chorro a los aficionados al jazz, recortemos un poco de aquí y de allá, consultemos a los interesados, contemos con los demás, ¡seguro que se involucran!, pero no dejemos morir un festival que ha escrito páginas gloriosas en nuestra historia cultural reciente. ¿Este año no había cien mil, ochenta mil, cincuenta mil euros para organizar el Festival de Jazz? ¿No había veinte mil? Con esa cantidad, Zarangojazz, la asociación de músicos y aficionados al jazz a la que pertenezco, se habría comprometido a colaborar, como otras veces, para coordinar y sacar a flote este año un XXXI Festival Internacional de Jazz tal vez más modesto pero no menos digno de su prestigio y trayectoria. Pero ésa era solo una posibilidad más. El festival podría haberse insertado este año, con menos presupuesto, en el XII Festival Tres Culturas. Eso sí que habría sido un gesto de tolerancia que la ciudadanía en general y los aficionados al jazz en particular habríamos entendido y aplaudido. Otra opción habría sido la de procurar que, al menos en parte, el festival se autofinanciara… Y, sin duda, locales ya emblemáticos como La Puerta Falsa o Jazzazza (con sus espacios y sus equipamientos), los músicos murcianos (con su experiencia y su habitual generosidad) y los miles de aficionados (con su lealtad y su pasión inquebrantables) habrían puesto todo de su parte para arrimar el hombro y sacar adelante una nueva edición del festival.

Pero, en fin, teníamos que dar la nota. Y la hemos dado. ¡Menuda nota! Y el silencio fue tenor.

Un año sin Julio Muñoz

[Obituario publicado hoy en la edición impresa del Diario La Opinión de Murcia bajo el título 'Un año sin un emblemático bajista de ...