lunes, 3 de enero de 2011

Síncope en Jazzazza



Sí, habéis leído bien: síncope, y no síncopa (como cabría esperar al hablar de un concierto de jazz en Jazzazza). Síncope..., es decir, "pérdida del conocimiento, con laxitud general, debido a la insuficiente irrigación sanguínea de los centros nerviosos vitales". Es lo que me aconteció en Jazzazza el pasado 22 de diciembre inmediatamente después de la actuación de Bernard van Rossum junto a Smart Set Trío.

Un concierto realmente impecable, con un cuarteto de músicos en completo estado de gracia (entre los que brilló con elegante derroche de expresividad el pianista Javier Bermejo) y con el que el emblemático local dirigido por Jota clausuró esplendorosamente la temporada jazzística de 2010. Sólo siento que en su memoria, en la de los músicos y en la de los aficionados, una noche musical tan verdadera vaya unida al recuerdo de un susto tan morrocotudo.



La sesión, como digo, fue magnífica; la interpretación y la dinámica, excepcionales; el sonido (conducido por Alberto Belando), inmejorable. El joven saxofonista holandés, sólidamente custodiado por el curtido trío murciano-alicantino, ofreció un recital inolvidable a base de temas propios (de cuyos títulos sólo recuerdo "Denton", que podéis escuchar en su MySpace) y ajenos ("Moment's notice", "Speak low", "Out of nowhere", "Like someone in love"...). Ni que decir tiene que el público mantuvo en todo momento un respeto, una atención y un silencio absolutos.



Os cuento brevemente lo que ocurrió a continuación. Después del concierto estuve un buen rato hablando con los músicos y los amigos hasta encontrarme con el saxofonista Patxi Valverde junto a la barra del bar. En un momento dado, Patxi me pidió que apuntara su nuevo número de móvil; tras hacerlo, recordé que aún llevaba en la cámara unas fotos que le hice antes del verano y me dispuse a enseñárselas. Dejé pasar las imágenes a toda velocidad para encontrarlas lo antes posible. Fue entonces cuando dije: "Me estoy mareando, Patxi". Y ahí desconecté. Me desperté en el suelo, aturdido pero sereno y, tras enterarme poco a poco de lo sucedido, me informaron de que me había hecho una brecha en la cabeza. Pobres. Todos me miraban con rostros de preocupación. Creían que había sufrido poco menos que un infarto o un derrame cerebral. Y el impacto contra el suelo había sido tremendo. Pero yo estaba en la gloria... Lo cierto es que si en ese momento me voy al otro barrio, ni me entero. Aunque, pensándolo bien..., ¿qué mejor final podría desear un músico de jazz murciano que palmarla plácidamente en un local de jazz como Jazzazza? Qué coherencia, qué justicia del destino..., je, je.

En fin, no voy a seguir desvelando intimidades. La verdad es que he aprendido mucho con la experiencia. Y he redescubierto lo mucho que me estiman la familia, los amigos y los compañeros de Zarangojazz. Para mí hay ya un antes y un después de este síncope.

Respecto a la herida en la cabeza, ni siquiera me dieron puntos; y análisis posteriores de todo tipo demuestran que me encuentro perfectamente. Todo indica que un súbito pinzamiento de las vértebras cervicales provocó un cortocircuito; ciertamente, mi esqueleto tiene ya una edad, y en los últimos años he venido notando que se me duermen con frecuencia las extremidades y diferentes molestias en el cuello. El estrés también tiene mucho que ver con todo esto. Ahora me toca cuidarme y apuntarme a natación.

¿Pero cómo? ¿Que ya estamos en 2011? ¡Y yo sin enterarme! Será gracias al síncope.

¡Salud y Jazz!

14 comentarios:

Armando dijo...

Mucho cuidado, Sebastián, no vaya a perder a mi coresponsal murciano, el único medio de enterarme de esos conciertones por esos lares. A veces los síncopes vienen de la falta (o exceso) de copas)así que mejor moderado.

Feliz año nuevo y que te recuperes pronto.

Doctor Krapp dijo...

A mi me dio hace poco un síncope en la sauna y eso la verdad no tiene tanto "cache" como lo tuyo:-).
Pues nada, lo que tienen estas cosas es que te das cuenta de la importancia que tienes para que los que te rodean y que digan lo que digan, lo más bonito en el mundo es esas manos que te ayudan a levantarte cuando estás caído tanto física como metafóricamente.

Goio Villanueva dijo...

Coño Sebas, sustos los justos puñetero, lo que dices a cuidarte y apuntarte a natación.
Un abrazo

jesus dijo...

la proxima procura caer bien :-)
cuidate

Andres G dijo...

¡Ayam, Sebas! ¿Tanto te costaba decirme la otra noche lo que te ocurrió? Si es que deseabas tener la exclusiva para contarlo en tu blog, lo entiendo. Mejor que no haya próxima vez. Con un susto es suficiente. Nos vemos pronto. Un abrazo, compadre.

Troglo Jones dijo...

Feliz año, compadre. Bueno, todo queda en un susto, pero cuídate. El güisqui seguro que es bueno.

Abrazos.

Sebastián Mondéjar dijo...

Muchas gracias, amigos. Estoy ya en plena forma. Me he hecho un lío equivocándome, cambiando y suprimiendo comentarios (será porque estoy perdiendo costumbre), así que los repito:

Descuida, Armando..., seré "corresponsable". Pero fue un síncope sin copas. La próxima vez procuraré beber más, hasta alcanzar el nivel de moderación recomendado.

Qué bien traídas esas manos y cuánta razón tienes, Doc. Respecto a tu síncope en la sauna, también tiene su caché, ¿no te parece? Queda como muy romano, más clásico (y con clase), más... extemporáneo.

No te preocupes, Goio. Mucho ruido y pocas nueces. A pesar de su aparatosidad, el sustillo para mí no ha sido tanto físico como metafísico. Con él he comprendido, una vez más, que entre to be or not to be apenas existen diferencias.

Pero si caí estupendamente, Jesús... ¡Fue una auténtica lección de bien caer! De haberlo hecho mal, no estaría aquí "cantándolo".

La otra noche salió así, paisano, había otras cosas en las que concentrarse. Contarlo aquí tampoco estaba premeditado. Te digo lo mismo que a Goio: en Jazzazza el susto fue para los colegas.., a mí no me dio tiempo de llevármelo. Mañana iremos Clara y yo a escuchar a Gregorio Mármol a La Puerta Falsa. Si vais Fuensanta y tú, allí nos vemos.

Gracias por el consejo, Troglo. Detrás de un gran ex-director de operaciones siempre hay un gran loro. Menos mal que a mí aún me funciona lo del ángel de la guarda. Me tomaré un güisqui a nuestra salud.

Por último, deciros que los Reyes me han traído 'To be or not to bop', la biografía de Gillespie, de quien precisamente hoy se han cumplido 17 años y un mes de su fallecimiento (6 de diciembre de 1993). Fíjaos..., no murió por poco el día de Reyes, pero lo hizo en Corona (Nueva York). Eso sí que es tener caché.

Y ahora, en exclusiva..., ¡así me quedé cuando me dió el síncope!:

C:>[ ]===={

¡Feliz 2011 y siguientes!

Esther dijo...

Ay, Sebas cuidadito. Deberías hacer pilates casi mejor que natación o las dos cosas te ayudarán mucho. Y aprovecha este año para fumar cada vez un poco menos, te sentirás mejor compañero.

Miles de besitos!

Sergio DS dijo...

Gran espacio de música
Salud y jazz!!!!!

la desanchá dijo...

Parece que sufrió usted un síndrome de Sthendal en versión musical.

Sebastián Mondéjar dijo...

La verdad es que fumo muy poco, Esther, cada vez menos. Antes o después lo dejaré definitivamente. Gracias por tus consejos y tus buenos deseos. Tú siempre me das fuerza.

* * *

Bienvenido, Sergio. No sé si es grande, pero espero que sea saludable.

* * *

Pues va a tener usted razón, Madame La Desanchée. Muy bien traído. La avalancha de imágenes fue la gota que colmó el exceso. Eso sube el caché.

Hector Aguilera S. dijo...

Algo similar me aconteció hace un par de años, comiendo con unos amigos comencé de pronto a sentirme mareado y sin fuerzas, perdí el conocimiento y desperté en una sala con mi mujer y amigos echándome aire para recobrarme.
Al día siguiente fui al doctor, me hice algunos exámenes, que arrojaron hipertensión, y hasta ahora debo tomar unas pastillas todos los días.
Saludos y a cuidarte Sebastián

Félix Amador dijo...

Impresionante relato, amigo Sebastián. ¿Seguro que el cortocircuito no lo provocó la acumulación de sensaciones?

Me ha divertido eso de "si en ese momento me voy al otro barrio", muy poético en medio del éxtasis musical/amistoso/festivo.

En cualquier caso, me alegro que los estudios posteriores hayan demostrado que no tienes nada malo. No está la cosa para sustos.

Un abrazo.

Sebastián Mondéjar dijo...

Menos mal, Héctor, que tenemos a la familia y a los amigos para "echarnos aire" cuando más lo necesitamos. Yo, de momento, me estoy librando de las pastillas. Un saludo y cuídate tú también.

* * *

Esa pregunta también me la he hecho yo, amigo Félix. La verdad es que fue una noche muy intensa. La principal enseñanza que extraje de esta experiencia fue que entre la vida y la muerte, entre ser y no ser, no hay término medio (ni apenas diferencia). Por lo demás, me siento como nuevo. Gracias por tus palabras y un abrazo.

* * *

Perdonad mi tardanza en contestaros, pero es que entro muy de tarde en tarde en la red.

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