jueves, 16 de julio de 2009

Ensayo en Sopalmo



Alguna vez he hablado aquí de la importancia de los ensayos. No sólo son necesarios para llevar a buen puerto cualquier proyecto, sino que gracias a ellos convivimos y profundizamos en nuestra relación con los músicos con quienes los compartimos. A mí, sinceramente, me motivan y emocionan tanto o más que una actuación en toda regla.

El pasado jueves, día 9, mi amigo Miguel Ángel Monda y yo nos acercamos a Sopalmo, un pequeño municipio de la costa almeriense situado entre Mojácar y Carboneras, para ensayar con Juan Pablo Muñoz Zielinski y la violinista Oti Fidalgo parte del repertorio que interpretaremos junto a Banda Inaudita en la galería de arte La Ribera (en Balsicas, Murcia) el próximo 22 de agosto, con motivo del crucial encuentro de amigos que su propietario, Emilio Morales, viene organizando en los últimos años.

En esta ocasión, Juan Pablo ha diseñado un delicado y ambicioso espectáculo poético-musical inspirado en El sueño de una noche de verano, en el que se alternarán temas de Banda Inaudita con partituras clásicas, temas de Monda y estándares de jazz arreglados por el propio Juan Pablo. Todo ello, salpicado de una decena de sonetos de Shakespeare versionados y leídos por mí e ilustrado con imágenes y proyecciones del fotógrafo Manuel Muñoz Zielinski.

La casita de Juan Pablo en Sopalmo es un lugar idóneo para ensayar. Todo acompaña: su entorno, su silencio, su tranquilidad...




Monda y yo llegamos alrededor de las 11:30 de la mañana y estuvimos ensayando hasta las 15:30, es decir, durante cuatro horas que transcurrieron en un abrir y cerrar de ojos. Fijaos en esta paronámica que he compuesto ensamblando cuatro fotos y, muy especialmente, en la mano izquierda mágica de Oti. A veces, el Panorama Maker de ArcSoft nos da este tipo de sorpresas...



Después, Oti y su encantadora hija Leyda nos prepararon a traición una suculenta comida a base de cuscús, carne y ensalada. Y finalmente, como despedida, nos fuimos todos a darnos un baño reparador en una recóndita playa a la que nos condujo Juan Pablo y cuyo acceso me cuidaré mucho de revelaros...



Y Monda y yo regresamos a Murcia en su coche relajados y casi sin hablarnos, escuchando jazz y más frescos que una lechuga.

miércoles, 8 de julio de 2009

Palabras Mayores



XII Festival Internacional Jazz San Javier
Auditorio Parque Almansa
Sábado, 4 de julio de 2009


RON CARTER QUINTET

Ron Carter: Contrabajo
Stephen Scott: Piano
Guilherme Monteiro: Guitarra
Rolando Morales-Matos: Percusión
Payton Crossley: Batería



Sí, amigos, palabras mayores: Ron Carter. Palabras ante las que enmudecemos. Historia del jazz viva. Memoria del pasado, del presente e incluso del porvenir. Más que un concierto, El Ron Carter Quintet nos impartió una lección de buen hacer. Un master de perfección. Con humildad y sabiduría. Con emoción, verdad y hondura. Como un rezo a las estrellas. Fue el primero en subir y el último en abandonar el barco. Desde el centro de la cubierta, con los ojos cerrados, rodeado de cuatro músicos espléndidos (tres de ellos, Stephen Scott, Ghilherme Monteiro y Rolando Morales-Matos, participaron en la grabación del álbum que presentaba, "Jazz & Bossa"; sólo faltaba el saxofonista Javon Jackson, y Payton Crossley sustituía a Portinho al frente de la batería), Ron Carter capitaneó la majestuosa nave de su música con sobriedad y dulzura, con elegancia y naturalidad, amarrado como un antiguo Ulises a su contrabajo, que es a la vez el mástil, el remo y el timón, y cautivando desde la primera nota los oídos y las almas de cuantos en aquel océano de serenidad y sabiduría nos dejamos mecer. Fue un viaje iniciático. Partiendo de los cánones más puros, Ron Carter reinventó la tierna y cadenciosa bossanova fundiéndola (permitidme el oxímoron) con la profundidad del jazz más elevado. Durante tres cuartos de hora desgranó ininterrumpidamente sus propias composiciones ('Ah, Río', 'Por-de-sol', 'Obrigado', 'Saudade'...) más dos temas inmortales de Antonio Carlos Jobim, 'Chega de saudade' y 'Wave'. La querencia de Ron Carter hacia la música brasileña no es nueva. Ahí están sus álbumes "Third Plane", "Patrao", "Orfeu" o "Carnaval" para corroborarlo. Pero con "Jazz & Bossa" y esta formación (tres de los músicos que participaron en la grabación son brasileños) ha echado el resto. La calidad, la elegancia, la sensibilidad; la altura, en suma, de todos y cada uno de los músicos que le acompañan es conmovedora. Y no digamos su complicidad.

Pero no puedo dejar de destacar la labor descomunal del superdotado y jubiloso percusionista Rolando Morales-Matos, quien literalmente se lució durante todo el concierto, pero sobre todo en los temas más altos, como el vertiginoso 'Cançao do sal' o el cálido 'De samba'. Rodeado, y no exagero, de un centenar de instrumentos y cachivaches percusivos de todas las especies, Rolando Morales-Matos se multiplicó por cien y, con una precisión milimétrica sobre el tiempo y el espacio, dejó al público boquiabierto. Su forma de interpretar trasciende el universo propio de la percusión para adentrarse en el de la melodía y, más aún, en el de la armonía. Un verdadero mago. El propio Ron Carter, claro está, disfrutó con él como el que más y no dudó en cederle en varias ocasiones todo el protagonismo.

En fin, amigos, cuando acabó la travesía y la tripulación se fue a dormir, la nave se alejó balanceándose con nuestras almas dentro. Si alguna vez atraca en vuestro puerto (aunque sea de secano), por favor, no dejéis pasar la ocasión y subid a bordo.

Mientras tanto, aquí os dejo con algunas de mis fotografías del crucero.

¡Salud y paz!




























Un año sin Julio Muñoz

[Obituario publicado hoy en la edición impresa del Diario La Opinión de Murcia bajo el título 'Un año sin un emblemático bajista de ...