cuaderno personal de jazz fresco y ardiente y rudo pero sobre todo libre (cool & hot & hard but mainly free jazz personal notebook)
jueves, 12 de noviembre de 2009
¡Qué noche la de La Fídula!
Sí, amigos..., ahí me tenéis, tan vivo y humeante como un volcán a punto de entrar en erupción y fotografiado nada menos que por Esther Cidoncha, la fotógrafa de jazz más grande de nuestra galaxia. ¿Dónde? En el Café Concierto La Fídula. ¿Cuándo? El sábado pasado, en el transcurso de una noche mágica que insufló en nuestros espíritus nuevos bríos, grandes emociones y muy buenos augurios para el futuro; una noche que nunca olvidaremos quienes tuvimos la suerte de estar allí.
La foto, desde luego, fue producto de la inmediatez y de la improvisación. Y, cómo no, de la agilidad y la pericia de Esther. Ya habíamos dejado de tocar; yo acababa de encender un cigarrillo (jamás fumo mientras toco en público, que conste) y Esther me pidió que me sentara bajo uno de los focos con el udu; realizó algunos disparos y, con un gesto, me pidió que me pusiera el cigarrillo en la boca; inhalé una gran bocanada y la expulsé inmediatamente... Y ahí me cazó. Una foto magnífica y sorprendente que, dejando a un lado cualquier polémica sobre el tabaco, constituye para mí toda una alegoría; sin duda, es el mejor retrato que me han hecho hasta ahora y con el que más plenamente me identifico como músico.
En el blog de Esther podéis ver más fotos y leer la emocionante crónica que Miguel Ángel Pérez, rara avis de la crónica jazzística madrileña, ha escrito sobre esa noche; una noche que, en mi caso, dio comienzo el día anterior. Porque mi viaje a Madrid fue, de principio a fin, un todo orgánico, una travesía marcada y dirigida por el jazz, y no podría ni querría desligar unas de otras las escalas que me condujeron a La Fídula.
Intentaré explicarme procurando ser lo más breve posible... (¡aunque la cosa va para largo!).
El viernes por la tarde partí, con el coche cargado de cacharros, hacia Madrid con la intención de hacer noche en Albacete, en casa de mi hermana, y reanudar camino al día siguiente, con luz diurna y ya lo suficientemente descansado. Durante el trayecto aproveché para escuchar algunas de mis últimas adquisiciones: Enrico Pieranunzi, Enrico Rava, Paolo Fresu...
Pero nada más llegar a casa de mi hermana me encontré con una sorpresa: una amiga me había dejado una invitación para asistir a uno de los conciertos del Festival de Jazz de Albacete, que esos días se celebraba en el emblemático Teatro Circo de la ciudad. Y allá que me fui. En cartel, una querida amiga mía: la cantante, pianista y compositora cubana Maye Azcuy, acompañada por un cuarteto magistral.
Maye Azcuy Quintet.
Maye Azcuy.
He olvidado el nombre del pianista. Subsanaré el despiste cuanto antes.
Maikel Vistel.
Reinier Elizarde Ruano, alias "El Negrón".
Arnaldo Lescay.
Maye Azcuy Quintet.
Tras el concierto, nos fuimos a cenar y, después, a la jam session de la Sala Pussy Wagon. Qué nivel. Y qué llenazo. Disparé algunas fotos como pude, pero ya no me preocupé por averiguar cómo se llamaban los músicos.
Eso sí, Maikel Vistel y Arnaldo Lescay continuaron dando guerra...
A las dos y media de la madrugada me fui a dormir. En la habitación que mi atenta hermana me había preparado, el espíritu del jazz aún me miraba fijamente a los ojos, sonriéndome con enigmática sonrisa...
A las nueve me levanté, desayuné con mi cuñado y mi sobrino, y reemprendí la ruta hacia Madrid. Esta vez fui alternando a Charles Mingus con los temas de Banda Inaudita que formaban parte del repertorio para La Fídula.
Nada más llegar, ensayo; luego, preparativos, puesta en marcha, prueba de sonido... Sólo tuve tiempo de hacer esta instantánea, dos horas antes del concierto...
Oti Fidalgo y Juan Pablo Muñoz Zielinski.
Al poco, el público comenzó a hacer acto de presencia, llegaron los amigos (alguno que otro, sumamente ilustre)... Y llegó la hora de la verdad. Como, obviamente, durante la actuación no disparé ni una sola foto, os dejo con "A su bola" el primero de los temas de Banda Inaudita que interpretamos después de la primera parte barroco-poética; así os haréis una mejor composición de lugar y una idea aproximada de lo que aconteció aquella noche. Este fue uno de los temas de transición hacia los tres temas jazzísticos finales.
Después de nuestra actuación había programada una jam session. Gran variedad de músicos de toda índole pululaban por el local, ansiosos por comenzarla. Trío base: Sebastián Chames (piano), Héctor Oliveira (contrabajo) y Nirankar Khalsa (batería).
Nirankar Khalsa.
Nirankar Khalsa y Héctor Oliveira.
Nirankar Khalsa y Héctor Oliveira.
Sebastián Chames y Nirankar Khalsa.
Y entre otros muchos, ¿sabéis quiénes aparecieron por allí? Los hermanos Vistel; sí, los Vistel Brothers, Jorge y Maikel Vistel; con éste último había estado la noche antes en Albacete. ¡Qué musicazos! ¡Estos tíos son infatigables!
Jorge Vistel.
Maikel Vistel.
Los Vistel Brothers.
Andrés Litwin.
Una vocalista espontánea.
En fin..., aquella noche me acosté a las seis y media de la madrugada, me levanté a las doce, me hice un café triple y me vine para Murcia de un tirón, escuchando a Steve Swallow, a Bobby McFerrin, a Pat Metheny y a Jaco Pastorius...
Probablemente, cuando llegué pesaba uno o dos kilos menos..., pero me había traido conmigo una tonelada de felicidad.
Os dejo, para terminar, con otra de las fotos que Esther me hizo entre tema y tema, durante la actuación. Lo que muestro a la cámara es uno de mis sonajeros en forma de huevo. Ahora que me veo, es curioso..., me encontraba detrás de la batería, en la Fídula, y mismamente parece que estoy en el salón de mi casa. ¿Lo habré soñado todo y no me he movido de aquí?
Gracias de nuevo, Esther, maestra.
¡Salud, jazz y poesía, amigos!
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17 comentarios:
Maravillosa y divertida crónica. Cuánto jazz, cuánta envidia.
Lo mejor de la noche es siempre no saber qué puede pasar. Hay clubs que parece que no cierran. Esto siempre me ha gustado. También lo de viajar con música. Aunque no hay nada como una buena conversación, uno nunca viaja solo cuando lleva músicos acompañándonos virtualmente.
Me ha gustado especialmente el final. ¿Fue todo un sueño? Cuando la vida te deja esa sensción es porque ha ocurrido algo especial, porque ha merecido la pena. Felicidades.
Vaya sorpresa!
En primer lugar darte mil gracias Sebastián a ti por todo! Gracias por ser amigo mío, gracias por invitarme a La Fídula, gracias por el conciertazo que tuvimos la suerte de vivir, gracias por tus poemas que me encantan tan frescos tan vivos, gracias por ser amigo de tus amigos.
Fue una noche mágica de verdad!
Y qué bien sabes contarlo, me gusta cómo narras tus experiencias, tus vivencias, se nota que eres escritor, hombre culto lleno de ideas, mago con chistera, envidiable percusionista, vives y dejas vivir, buscas y encuentras, caminas y haces camino, creas una estela de estrellas a tu paso.
Tu amistad me hace ser mejor persona. Y eso no tiene precio. En un mundo de envidias y rencores, de malos entendidos.
Un fuerte abrazo y salud!!!!!
Me ha encantado este post, cuanta envidia sana sentí al leerlo, como megustaría poder decir lo mismo, poder regodearse en cuanto a escoger lugares donde oir jazz y del bueno.
He comenzado a visitar más a menudo este sitio y he efectuado un link con el mío.
Saludos cordiales,
Héctor Aguilera Segura
www.musicadejazz.blogspot.com
Los que tenemos la vida demasiado codificada y no tenemos grandes expectativas de que las cosas cambien, no sabes como valoramos una entrada como la tuya inyectada de alegría, de hermosos recuerdos, de satisfacción por la tarea realizada y en definitiva, de buen rollo.
La vida debería ser alegre, misteriosa y algo circense como ese hermoso tema que has puesto de tu banda.
Desde luego, ése no fue un viaje a ninguna parte. Todo lo contrario, aunque te dejara la sensación de haber vivido un sueño. Me alegro mucho, Sebas, de que fuera una noche inolvidable en todos los sentidos. Esa "jam" posterior debió de ser como para no perdersela. Al baterista le conozco, porque le he visto en acción en el Jazz San Javier con Alberto Conde, pero supongo que el resto del personal que desfiló por el entarimado fue igualmente sensacional. Por cierto: me ha gustado mucho la foto de Esther en la que "presentas" tu sonajero. Me recuerda al payaso de la película "Un ruso en Nueva York", amigo del saxofonista que, finalmente, se queda en América. Siempre me ha parecido un personaje entrañable y cercano, como tú. Repito mi alegría por tanta satisfacción vivida en este periplo manchego-madrileño. Y hazte un hueco en tu "agenda", para que vengas con Monda a mi garito, que tengo una botella de MATUSALEN esperando desde este verano. Abrazos.
Amigos, qué generosos sois conmigo. Me siento desbordado. No sé si tiene mérito lo que hago, es lo que sé hacer; y, si lo tiene, lo tiene por vosotros, que sois la mejor gente con la que podía haberme encontrado dentro y fuera de este inmenso mundo blogosférico.
Gracias, Félix, por entender y compartir con tanta capacidad mis sensaciones... y mi sueño.
Esther, lo que no tiene precio es lo que dices: tus palabras me dejan sin palabras, suspenso en un silencio en donde siento cómo crece nuestra sana y fructífera amistad.
Qué gusto me da, Hector, que te pases por aquí. Bienvenido. Yo también he entrado en tu blog ocasionalmente. Nos cruzamos por los pasillos y coincidimos en las tertulias, y de alguna manera nos hablamos. Pero así está mejor.
Dr. Krapp, es Vd un crack. Ha definido muy breve y sencillamente el espíritu de Banda Inaudita. Baste decir que a Juan Pablo Muñoz Zielinski lo conocí a principios de los 80 haciendo de hombre orquesta por las calles de Murcia. Todos tenemos nuestros códigos, pero de vez en cuando nos hace falta un decodificador. La mejor expectativa tal vez sea estar siempre expectante, aquí y ahora. Y yo creo que Vd. lo está.
Andrés, paisano, cómo se te nota tu amor por el cine. Sí, fue una noche inolvidable "para" todos los sentidos, de esas que te recargan "la pila" por mucho tiempo. Como espero que lo sea la tarde que le metamos mano a esa botella. Para ti siempre hay un hueco en mi "agenda".
Antes de despedirme, un cotilleo: me ha dicho Andrés Santos durante el ensayo que ayer a Brad Mehldau se le fue la pinza en el Festival de Jazz de Cartagena; parece ser, Esther, que durante la actuación le echó un broncazo de órdago, precisamente, a un fotógrafo, y sin razón alguna. ¿Tú sabes algo, paisano? Creo que se armó una gorda. A ver si dicen algo mañana los periódicos.
Para que veáis que no todo es armonía en el mundo del jazz. ¡Ya quisieran muchos nuestro buen rollo, compañeros!
¡Salud para todos!
Sebastián, si te enteras del cotilleo con detalle de Mehldau, no dudes en contárnoslo, por favor.
Más besos y dulaS!
"Si en cada canción te entregas con el alma, el swing llegará y te prestará sus alas..." ¿n'est-ce pas?
Conho, Sebas, sí que parece el salón de tu casa, qué juegos hace la vida.
Vaya viaje, don Sebastián. Suerte que estuve ahí para verlo, que si no yo tampoco me lo creería. Grandes fotos de la siempre acertada amiga Esther, con la humareda y el huevo. ¿Tiene que ver con la gallina del otro día?
Pues eso, que una vez más, gracias por compartir con nosotros esa noche, tan especial.
P.D: Lo de rara avis supongo que lo dices por el loro.
Menuda jornada intensiva la tuya !
Felicidades seguro que fué una velada para recordar en La Fídula.
Efectivamente, Esther, así ocurrió en el concierto de Brad Mehldau, yo no estuve pero me lo contó "El hombre Lupo" como lo denomina Sebas. No llegué a ir al concierto porque me denegaron incluso entrar a la prueba de sonido para hacerle fotos. Por lo visto había un fotógrafo cerca del escenario, no sé si era de algún periódico o un aficionado. Fué entonces cuando paró de tocar y le tiró la toalla y le dijo de todo: "fuck esto fuck lo otro." hasta los músicos que le acompañaron se quedaron "helaos".
La crónica estará en TomaJazz pero por supuesto sin fotografías.
Un saludo a todos.
Mis queridos y apreciados Sebas y resto de la "vasca":
Estas "estrellistas" del panorama jazzístico tienen que recurrir a "estas notas" porque con las otras parece que la "vasca", en general, ya no les apoyan o se entusiasmam tanto con ellos como antes. Me mantengo en mis creencias, surgidas de las vivencias diarias de 45 años introducido en el mundillo de la música y los músicos, a pesar de haber dedicado 37 de ellos a una labor complementaria como es el periodismo. En todo este largo tiempo, he podido comprobar que la persona que es GRANDE lo es "EN TODOS LOS SENTIDOS". Como, por ejemplo, WYNTON MARSALIS, con quien TODAS LAS OCASIONES EN LAS QUE HA VISITADO LA REGIÓN DE MURCIA, se ha mostrado como lo que es: UN GRAN MÚSICO, SENCILLO, Y MEJOR PERSONA. Pero es que lo mismo que ha hecho Mehldau en Cartagena, lo han hecho otros "ilustres" de la música como Van Morrinson, Gary Moore o Stevie Winwoods, sin olvidarme de John Fogerty. Una pena, esos comportamientos para con las personas que sólo intentan hacer su trabajo sin molestar y para mayor gloria de quien, encima, les maltrata o hacen gala de su MALA EDUCACIÓN A RAUDALES. Afortunadamente son pocos los que así se comportan. También hay "personajillos" que se creen los "Reyes del Universo" y que están al frente de algunas infraestructuras que organizan estos eventos, que déjalos que vayan también. Pero opino que los que aquí coincidimos somos de otra manera y debemos "hacer oídos sordos y ojos ciegos" a estas cuestiones, pero sin olvidarnos del cotilleo ocurrido porque un buen rato de diversión, a nadie le amarga. Todo lo contrario. Un saludo para todos y salud y mejor jazz.
Estoy contigo Andrés, son muchos más los grandes músicos y mejores personas.
Las líneas que he escrito aquí eran para contestar a Esther que pedía que se le aclarara un poco lo que ocurrió. Me imagino, por si tiene la oportunidad de fotografiarlo saber a lo que se enfrentaba.
Un saludo.
Bienvenue, "Desanchée", Marie, mon amie. Qué bien traida la cita. Y..., ¿verdad que sí? Bien pensado, no hay nada como tocar allí donde toque y encontrarse uno como en su casa. Así me sentí yo en La Fídula.
* * *
Efectivamente, Mr. Jones. No quise ser más explícito porque no sabía hasta qué extremo Puto Bocazas quería preservar su anonimato. Todos sospechábamos que había estado con Vd. revoloteando por La Fíbula (aunque con tanta oscuridad no pudimos verlo). Entonces, ¿podemos ya gritar a los cuatro vientos que la crónica la escribió su escurridizo loro? Felicítelo de mi parte. Es un maestro (y está muy bien amaestrado). ¡Tiene Vd. tanta suerte con su loro como yo con mis gallinas, que no paran de poner huevos!
Su presencia, Mr. Jones, hizo posible que la noche fuese tan especial. Por cierto, ¿cómo lo trató esa noche la camarera?
* * *
Esther, Rafa, Andrés. Tal vez dije "cotilleo" con demasiada ligereza. Para mí el asunto es más grave de lo que parece. Ya sé que a ti, Esther, no te ha pillado por sorpresa. Parece ser que no es la primera vez que Mehldau se pasa con los fotógrafos.
Ángel H. Sopena no quiso echar demasiada leña al fuego y aludió al hecho en su crónica de La Opinión en muy pocas líneas, viniendo a justificar a Mehldau por el hecho de que había advertido antes de la actuación que nadie hiciera fotos ni vídeos durante la misma y centrándose en su crítica (positiva) del concierto.
Bien está que Brad Mehldau lo pida por favor, pero... ¿tiene autoridad para exigirlo?, ¿es esa su competencia? Por muy virtuoso que sea, ¿se considera tan importante y poderoso como para interrumpir un conciero faltándole al respeto no sólo a su público sino a sus propios compañeros de cartel? ¿Considera su trabajo más valioso que el de un fotógrafo que cumple con el suyo? Por el bien de uno mismo, creo que hay que ser más humilde...
Por otra parte, ¿cómo puede uno estar tocando el piano y, al mismo tiempo, estar pendiente de si le fotografían o no? ¡Qué paranoia!
Admiro a Mehldau desde mucho antes de que fuera conocido. Como dice mi amigo Andrés Santos, es un músico de otra galaxia; no sólo sus manos son totalmente independientes, sino que cada uno de sus dedos también lo es. Pero ese tipo de reacciones en público (al parecer, reiteradas) no dejan de ser alarmantes y tal vez requieran de algún tipo de terapia psicológica.
¡Salud física y mental para todos!
Creo que tenéis demasiadas contemplaciones con gente que no se la merece. Mehldau puede ser un músico de otra galaxia, cosa en la que discrepo ya que más bien lo veo como un pianista normalillo, pero como persona es un tipo impresentable y eso es muy importante. Mas importante de lo que creemos ya que el jazz es también una forma de relación con tu público, con otros músicos, con el oyente anónimo que te escucha en cualquier lugar.
No se debería permitirle a un jazzman lo que nunca le permitiríamos a un deportista de élite o un músico de rock, de los que nunca nos cansamos de decir que son unos niños caprichosos cargados de pasta y mimados por los medios. Si se consienten actitudes con las del tal Mehldau en base a su supuesta genialidad nadie podrá echar en cara actitudes
tan repulsivas como las de Maradona con respecto a los periodístas argentinos y todo ese jaleo que se ha generado en estos días. Lo bueno de estas estrellas es que siempre terminan estrellándose. Fijo.
Total y absolutamente de acuerdo contigo, Dr.Krapp. Esto que ahora estamos llevando a cabo unos cuantos amigos es lo que da sentido a un blog. Esto es, cambiar impresiones sobre un asunto concreto y éste de las malas educaciones lo es. Porque ya está bien de aguantar "tanta monada". Y te lo dice uno que ha aguantado algunas durante 37 años, por no dejar mal al medio público en el que trabajaba. Me encanta este cambio de impresiones entre nosotros y observo que coincidimos en muchas cosas. Animaros el resto y expresar vuestras opiniones.
Me gusta oir su voz valiente y "diskrappante", Dr. Krapp, y comparto y suscribo sus razonamientos; pero no creo que Mehldau sea precisamente un pianista "normalillo". Lo he escuchado mucho y desde antes de saltar a la fama lo he visto en directo varias veces con sus tríos y otras formaciones, y puedo asegurarle que no sólo no me ha defraudado ni una sola vez, sino que siempre me ha emocionado.
Esto no quiere decir que no me parezca un despropósito y una gilipollez lo que hizo en Cartagena. Eso es tirarse piedras contra su propio tejado. Así debe de tener la cabeza, el pobre. Como dice Jorge Pardo, muchas veces la experiencia es un obstáculo...
También he de apuntar que como pianista y como persona prefiero a Jason Moran...
* * *
Andrés, paisano, ya veo que estos temas calan hondo en tu espíritu salvaje.
Imagino con cuántos "pavos" has tenido que cruzarte en tu profesión. Pero sí, para eso están los amigos y los blogs: para poner -libre e independientemente- cada cosa en su sitio.
Y sí..., no arreglaremos el mundo ni cambiaremos las cosas, pero para mí es muy estimulante comunicarme con vosotros, sentir vuestra cercanía, vuestra sinceridad y vuestra espontaneidad a través de vuestros comentarios.
Un fuerte abrazo a ambos.
Desconozco si se lleva a cabo pero si no es así, desde este mismo momento propongo que cada cual en su ámbito territorial se reúnan una vez a la semana, para montar (con copas de por medio o lo que cada cual desee) una tertulia en la que intercambiar todas estas cuestiones u otras que aparezcan. No estaría mal, porque lo del espacio cibernético está bien. Pero mucho mejor, el encontrarse físicamente y poder pasar un más que agradable rato en compañía de todos aquellos que quieran hablar. Así no solamente tendremos la compañía física de la pantalla del ordenador, que es, siempre, muy fría. ¿Hace la propuesta para Murcia? Pues ahí está el reto.
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