Memorable. La jamsession organizada por Zarangojazz el pasado día 15 en La Muralla fue de las que hacen época. Recuerdo varias en las que la afluencia de músicos y aficionados superó todas nuestras expectativas; pero en esta última la asistencia de unos y otros fue ostensiblemente impresionante.
Sólidamente sustentada por un trío conformado para la ocasión por Pedro Baños al piano, Pascual Martínez al bajo y Pepe Riquelme "Mike" a la batería, no tardó en sumarse a ellos el docto y sobrio guitarrista Víctor Díaz, del veterano grupo cartagenero Traffic Jam.
Los músicos fueron poco a poco cediéndose el relevo, como corresponde al espíritu de una auténtica jamsession. Y, así, se fueron sucediendo los pianistas Lucas Albaladejo y Carlos Sáez; el pater de éste último, el contrabajista Pepe Sáez; el baterista Andrés Lafuente; las vocalistas Gemma de Paz y Verónica Tejero...
Pero el brillo de la noche, la auténtica explosión acústica y visual, estuvo a cargo de la sección de metales de la Asociación Euterpe de Santomera, los jovencísimos Héctor (clarinete), Julián (saxo alto), Sergio Bernabé (saxo tenor) y Francisco Martínez Tovar, alias Paquito Tarantino (trompeta). A ellos se les unió oportunamente el también joven y bizarro trombonista Pablo Martínez.
Santomera es uno de los pueblos con más tradición musical de la región. La Asociación Euterpe cuenta con varios grupos en activo, entre los que destacan una banda de 75 músicos, un ensemble de saxofones y un quinteto de metales. El pianista Carlos Sáez viene desarrollando desde hace tiempo con un buen número de ellos un taller de jazz que, a la vista de lo ocurrido en la jamsession pasada, ya está dando muchos y muy jugosos frutos.
Conclusión: el jazz murciano crece día tras día con la rapidez y el vigor de un adolescente sano y robusto, aunque nuestras autoridades locales, nuestras empresas y entidades públicas y privadas, nuestros promotores y programadores culturales se resistan a impulsarlo de un modo firme y decidido, con la determinación y el ímpetu que desde hace muchos años se merece y bajo un criterio claro, ecuánime y racional. Antes bien, andan siempre a la zaga recortando gastos, imponiendo límites y ralentizando su expansión íntegra y productiva con políticas y posturas, a mi entender, funestamente erróneas y contradictorias.
El apoyo al jazz, y más concretamente al jazz que se hace en la región, no debería, como ocurre año tras año, contemplarse como un gasto ni como una suerte de favor que se nos hace a los aficionados y a los músicos de aquí, sino como una inversión, un crédito, una industria que, bien encauzada, redundaría en un extraordinario beneficio para nuestra comunidad y nuestra cultura.
Dentro de poco más de dos meses tendrá lugar en Murcia el XXVII Festival Internacional de Jazz Internacional, que vivió tiempos mejores a principios de los 80 y que, comparado con otros festivales regionales y nacionales muchísimo menos longevos, cuenta con un presupuesto irrisorio prácticamente congelado desde hace lustros. A ver qué pasa entonces. A ver qué porción de ese presupuesto se destina a nuestros grupos y en qué condiciones técnicas y materiales se les invita a participar. Lo digo por experiencia. Ya las estoy viendo venir.
(Nota: todas las fotografías que ilustran esta entrada fueron tomadas por mí en la jamsession).
1 comentario:
No sabía de lo tuyo con la fotografía.
Un par de ellas dan para mucho. Originales encuadres desde luego.
Ánimo amigo. Cómo llevas lo del mp3?
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